El mercado de productores del domingo por la mañana
Cada domingo por la mañana, el barrio de la Bouquerie, en la ciudad de Condom, se llena de los colores y sabores del terruño gersés. En el bulevar Saint-Jacques (32100 Condom), el mercado cubierto y su explanada acogen a los productores locales que despliegan sus puestos impregnados del aroma del pan caliente, de frutas maduras, de quesos curados y de embutidos típicos del Suroeste francés.
En el Gers, los mercados son mucho más que un lugar de abastecimiento: son verdaderos encuentros de convivencia. Aquí se conversa tanto como se compra. El ganadero, el viticultor o el apicultor son los mejores embajadores del “circuito corto”: hablan con pasión de su oficio, comparten consejos de preparación y cuentan la historia de sus productos. Ir al mercado de Condom es alimentarse tanto de encuentros humanos como de sabores.
Un mercado cubierto vivo y animado
La Bouquerie es un lugar emblemático: antaño ocupado por un supermercado, los productores y comerciantes ambulantes volvieron a invertir el espacio tras las obras del mercado cubierto. Algunos decidieron quedarse allí todo el año, aprovechando el refugio y el encanto de la estructura techada, mientras que otros animan los alrededores y el aparcamiento. El resultado: una atmósfera cálida, donde se circula de puesto en puesto al ritmo de las conversaciones, las degustaciones y las risas.
Bajo el mercado cubierto, la panadería "La Maison Magneron" atrae a los golosos con sus panes ecológicos y crujientes, ahora protegidos de la humedad que antes la obligaba a conservar sus hogazas en la furgoneta. Conviene no llegar demasiado tarde para disfrutar de una auténtica “chocolatine”. En el lado más dulce, se recomienda probar la famosa croustade gascona, una especialidad local de manzana aromatizada con armagnac ("Accents du sud Ouest" de Gondrin), prima de la croustade ariégeoise de la que hablo en el artículo sobre el mercado de Saint Girons.
En el exterior, encontramos un apicultor apasionado, hortelanos con cestas rebosantes, una caravana-bar que ofrece cafés, zumos frescos, pasteles caseros, crêpes, gofres e incluso helados para los días soleados. Solo faltan un carnicero y un pescadero para completar el cuadro, pero la oferta ya es abundante y apetecible.
Productores que descubrir
El vino: un viticultor independiente y resiliente
Stéphane Picarelli, del dominio de Pouypardin, cultiva 6,5 hectáreas de viñedo de forma totalmente independiente. Sin etiqueta ecológica, pero con convicción, practica una viticultura razonada: sin laboreo, sin tratamientos químicos y con una cubierta vegetal natural que da a sus hileras un aspecto verde casi inglés. Sus cepas están acolchadas con hierba de elefante (miscanthus zebrinus), lo que limita las malas hierbas y protege el suelo. Sus vinos, de producción limitada, reflejan este terruño exigente y la determinación de un viticultor que resiste a los caprichos del clima.
Los quesos de cabra
Es imposible irse sin probar los quesos artesanales, a menudo ofrecidos en degustación. Frescos, cremosos, curados… cada pieza cuenta una historia de saber hacer y autenticidad.
Los sabores del Suroeste
En el Gers, la tradición se saborea en conserva: foies gras, confits, patés y rillettes ocupan los puestos. En Condom encontramos, por ejemplo, las preparaciones artesanales de La Ferme Fleurie en Caussens. Es el tipo de producto que transforma una simple rebanada de pan en un festín. Desde 2025, TAPAS shop comenzó a vender conservas artesanales del Quercy (patés, rillettes, terrinas); buscando pequeños productores con talento volví al mercado de la Bouquerie.
Frutas, verduras y dulzuras
Los horticultores ofrecen verduras antiguas y variedades olvidadas, pero también clásicos con un sabor inimitable. Este verano de 2025 redescubrí el sabor de un tomate “de huerto”, dulce y perfumado como los de mi infancia. También encontré chalotas grises, judías verdes crujientes y un melón lleno de sol: un concentrado de verano en mi cesta. Nacida de una hermosa iniciativa durante el confinamiento, La Micro ferme d’eau et d’argile fue creada por una pareja, y hoy ofrece variedades extraordinarias de plantas aromáticas y hortalizas.
Flores y plantas
Una florista, siempre sonriente, aconseja con pasión sobre ramos y plantas locales. Sus composiciones de temporada aportan color y frescura al hogar, y son testimonio del saber hacer hortícola del Gers.
Un mercado con carácter
La fuerza del mercado de la Bouquerie reside en su ambiente. Allí se cruzan habituales que saludan a los productores, viajeros de paso que descubren la generosidad gersesa y familias que llenan sus cestas de productos auténticos. Entre una rodaja de embutido, un trozo de queso y algunas frutas de verano, todo se reúne para componer una comida convivial, típicamente gascona.
La Bouquerie y su historia
La Bouquerie no se limita a su mercado: es un lugar cargado de historia. Etapa en la ruta de Santiago de Compostela, su iglesia Saint-Jacques-de-la-Bouquerie dependía antaño de un hospital fundado antes de 1380.
El río Baïse, vecino caprichoso, impuso su ley durante mucho tiempo. Tras las devastadoras crecidas de 1855, los habitantes construyeron un dique que unía el teatro des Carmes con la parte baja de la colina de Teste. Este dique, salpicado de rampas y escaleras, permitía a las numerosas lavanderas llegar a los lavaderos situados cerca de la iglesia. Aún hoy se extiende entre las carreteras de Eauze y Montréal, testimonio de la ingeniosidad y la resiliencia de los habitantes.
En resumen
El mercado de la Bouquerie en Condom no es solo un lugar de compra, es una verdadera experiencia. Se viene a llenar la cesta, por supuesto, pero sobre todo a compartir un momento de vida gascona, saborear la calidez humana y marcharse con el gusto del terruño en la boca.
Gers y Lot: una parentesco gourmet
Paseando entre los puestos del Gers, recuerdo los productos del Lot como los del Hameau des Saveurs: patés y terrinas generosas, foies gras de textura untuosa, conservas de pato ricas en carácter. En el Lot existe esa misma profundidad de sabor, ese saber hacer que une tradición y autenticidad. Allí como aquí, la textura de las terrinas es densa sin ser pesada, y el sabor de la grasa de pato se combina maravillosamente con el maíz o la avellana, ahora muy presentes en estas regiones.
¿La diferencia? La influencia del terruño. Los foies gras del Lot suelen ser más suaves, a veces más aromatizados, mientras que los del Gers deben su fuerza a su rusticidad. Las conservas se benefician del sol gersés, del maíz impregnado de calor y, a veces, de un toque herbal (pimienta verde, ciruelas pasas, armagnac).
Pero al final, tanto en el Quercy como en Condom, el placer es el mismo: abrir una terrina, un paté o un foie gras, olerlo y luego saborearlo con un trozo de pan fresco y crujiente… Estos momentos simples, pero tan ricos, son el alma de estos terruños de Occitania.